Siempre me gustó leer. Leía libros y también a las personas. Me fijaba en sus caras, sus expresiones y me imaginaba su historia. 

No estudié Psicología porque durante mi parto mi madre se rompió un diente y me sentí obligada a  reparárselo a futuro, así que me matriculé  en Odontología.  Lo de especializarme en Ortodoncia fue también por otra persona. El chico popular del instituto llevaba brackets y yo pues me quedé con la copla. 

Empecé a trabajar mientras seguía leyendo, libros y personas, ya lo he dicho.

Con el diente de mi madre arreglado decidí empezar Psicología e hice un Máster en Terapia Transpersonal que lo que traspasó fue mi manera de ver la vida.

Pero a este puzzle curioso le faltaba una pieza. Esa que dejas para el final y cuando colocas todo cobra sentido. Mi pieza fue la Morfopsicología. 

Y desde entonces leo rostros de verdad.